Construir una empresa desde cero es muy difícil. Es una labor que requiere de una gran pasión, capacidad de asumir riesgos, trabajo duro y mucha resiliencia. Por ello, solo algunos están llamados a triunfar como emprendedores. Pero además de todos esos elementos, me gustaría centrarme en un elemento fundamental que todo emprendedor debe tener, y que apenas trabajamos en nuestra educación. Ese elemento es la perspectiva.
La palabra perspectiva nos lleva de manera natural al mundo del arte. Para un artista, la perspectiva permite crear la sensación de profundidad y espacio en una superficie plana. La perspectiva da a una obra de arte forma, dimensión, distancia y espacio. Pero la perspectiva es también el “punto de vista desde el cual se considera o se analiza un asunto”[1]. Y esta es clave para cualquier emprendedor.
En el mundo del arte, no fue hasta inicios del siglo XV cuando se desarrollaron las reglas de la perspectiva que han regido el arte del mundo occidental hasta el día de hoy. Estas se dieron gracias al trabajo del arquitecto italiano Filippo Brunelleschi, más tarde codificado y publicado por el también arquitecto y escritor Leon Battista Alberti, quien fuera también secretario personal de 3 papas de Roma.
Un trabajo similar es necesario en el mundo del emprendimiento. Lo que verdaderamente distingue a los emprendedores exitosos es su capacidad de desarrollar una perspectiva que les permita identificar y conceptualizar formas de mejorar las cosas y ver oportunidades que otros no ven, o no saben cómo desarrollar. Pero tan importante como la detección de la oportunidad, es la capacidad de articular el modelo de negocio para llevarlo a cabo de manera viable.
Desafortunadamente esta es una competencia que no desarrollamos en nuestro modelo educativo. La mayor parte de nuestra educación enfatiza la idea de maximización de resultados dada una serie de restricciones. Es poco frecuente que aquel que resuelve el problema se le invite a plantearse cómo cambiar las restricciones existentes o a transformar la naturaleza del problema. Eso es precisamente lo que la perspectiva emprendedora invita a hacer.
La perspectiva emprendedora se enfoca en cómo debe funcionar el negocio para crear el valor que aspira a crear, y no en el trabajo que hay que hacer. Se enfoca en el futuro y no se queda estancada en la realidad del presente. Empieza con una visión holística del todo para concebir después los bloques que ayudarán a construir un modelo de negocio de éxito. Y lejos de ser determinista, entiende que la prueba y el error, es un método que permite ir evolucionando y pivotando el modelo de negocio para tener éxito.
La perspectiva también ayuda a reconocer que cualquier iniciativa o nuevo modelo de negocio tendrá un impacto en el contexto en el que se desarrolla.
De la misma manera en la que los artistas pueden dibujar y pintar en perspectiva, aquellos que aspiren a ser emprendedores exitosos deben desarrollar una perspectiva emprendedora. Esa es una capacidad que debemos fomentar, y que no puede faltar en nuestro sistema educativo.
[1] Definición del Diccionario de la Real Academia Española
SOBRE LUIS
El Profesor Luis Vives es Vicedecano de Programas de Esade Business School y Profesor de Dirección General y Estrategia.
Luis ha sido Visiting Scholar en Harvard University, PostDoctoral Fellow en la Sloan School of Management del MIT y es Doctor por IESE Business School.
Ha trabajado como docente y consultor con empresas y organizaciones multinacionales de diferentes sectores: Siemens, IKEA, Bayer, Samsung, Federation Internationale de l’Automobile (FIA), Sberbank, Mobily, Mapfre, Repsol, Telekom Austria Group, entre otras.
Como experto en estrategia y transformación, el Profesor Vives ha trabajado con Presidentes, CEOs y equipos de alta dirección para discutir, desafiar, y avanzar su forma de pensar en innovación estratégica y transformación de sus compañías.