Algunas cosas que hemos aprendido en estos 12 años

Fundador y CEO de Graphenea

By Published On: 7 de marzo de 20220 Comments

Graphenea es pionera en el desarrollo de la tecnología de fabricación de grafeno y desarrollo de aplicaciones. Durante este tiempo hemos trabajado con cientos de empresas grandes y pequeñas, spin offs, Universidades y Centros de Investigación de todo el mundo. Hemos aprendido mucho, en especial, de lo que no funciona y de que, a veces, hay que modificar los planes previstos inicialmente.

No sustituir otros materiales

En los primeros años muchos científicos y empresas hablaban de cómo el grafeno podría sustituir otros materiales usados a gran escala como el silicio de los chips o el indio de las pantallas de móviles. Cuando la propuesta de valor de un desarrollo tecnológico es la simple “sustitución”, el valor aportado al cliente es pequeño y la única forma de competir es con un precio muy barato que no es fácil de conseguir en las primeras generaciones de una nueva tecnología.

Intentar cosas imposibles

Dónde hemos tenido más éxito es en intentar cosas que aparentemente parecían imposibles, dónde ningún otro material o tecnología anterior podían dar respuesta. Es en estas aplicaciones más disruptivas dónde se genera más valor. Bisonseros avanzados para diagnóstico médico 1.000 veces más sensibles o aditivos industriales que permiten ahorrar un 30% de energía son algunos de los casos de éxito.

DeepTech significa que va a ser un camino largo

El grafeno y el desarrollo de sus aplicaciones es un ejemplo claro de DeepTech; tecnologías que requieren muchos años de desarrollo, mucha inversión y que pueden tener gran impacto disruptivo. Hay muchos ejemplos en la historia como la tecnología de silicio en semiconductores le costó casi 30 años empezar su éxito comercial o la fibra de carbono también requirió unos 25 años. Una regla rápida es considerar que el desarrollo costará el doble de años de lo inicialmente estimado.

No lo intentes sólo

Para poder afrontar un nuevo desarrollo tecnológico hace falta combinar expertos sectoriales de la aplicación junto con expertos tecnológicos en los materiales. Lanzar un desarrollo sin contar con ambos conocimientos es casi un fracaso seguro. Si queremos llegar lejos tenemos que combinar muchas disciplinas distintas en el equipo. Los acuerdos de desarrollo compartido suelen ser una buena forma de estructurar este tipo de colaboraciones. Deberemos recoger en el contrato cómo va a funcionar la explotación comercial antes de empezar a invertir en el desarrollo.

No olvidarse de la Propiedad intelectual

Es evidente que, para este tipo de empresas con alto componente tecnológico, ir construyendo una base de patentes lo más sólida posible es una de las claves del éxito. Tarde o temprano cuando esté a punto de iniciar el proceso de comercialización de un nuevo producto o material tendremos que revisar qué realmente somos “libres para operar” en ese mercado. Darnos cuenta en el momento de la comercialización de que no habíamos invertido suficiente en propiedad intelectual suele ser demasiado tarde.

Los clientes necesitan productos fáciles de usar, no materiales exóticos

Convertir una tecnología compleja y muy avanzada en algo sencillo y fácil de usar por los clientes es una receta para el éxito. Tenemos que esforzarnos en construir productos y soluciones fáciles de usar y que se “conecten” a los procesos industriales existentes. Cuando se echa la culpa del fracaso de un nuevo producto a que “el mercado no estaba preparado” suele ser que no nos habíamos esforzado lo suficiente en hacer un producto fácil de usar.

Fabricar un prototipo está muy bien pero fabricar 1 millón es lo valioso

Habitualmente subestimamos el reto tecnológico e industrial de escalar una tecnología y moverla del laboratorio a la fábrica. Si no somos capaces de fabricar con calidad y reproducibilidad no habrá servido de nada toda la inversión en investigación.

El TRL8 está ahí por algo

El nivel de desarrollo TRL 8 “Sistema completo y cualificado” y que es previo a la comercialización entraña mucho más trabajo de lo inicialmente previsto. En especial, las aprobaciones regulatorias suelen ser largas y complejas y cada país o bloque comercial tiene sus propios organismos y regulaciones lo que encarece y retrasa la luz verde para la comercialización.

La cultura y las personas es el verdadero ingrediente secreto

El acceso a financiación está al alcance de mucha gente pero construir un equipo con talento, comprometido y apasionado con el proyecto es la verdadera clave. Recordad que estos son viajes de décadas. Todo el equipo tiene que entender porqué hacemos lo que hacemos y qué queremos construir. La confianza en las personas y el hacer partícipe a todos de los éxitos es lo que permite ir forjando un equipo ganador.

Cuando miramos en retrospectiva nos damos cuenta de todo lo que hemos aprendido pero también de lo mucho que nos falta por mejorar y construir. Esperamos poder seguir compartiendo con vosotros nuestras lecciones aprendidas de la próxima década. La tecnología es la base del progreso de la humanidad y de nuestro bienestar así que os animo a todos a seguir construyendo el futuro.


SOBRE JESÚS: 

Jesús de la Fuente ES Fundador y CEO de Graphenea. Ingeniero en Informática por la Universidad de Deusto y Executive MBA del IESE Business School. Anteriormente fue Director en PricewaterhouseCoopers y Arthur Andersen.

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