Sin embargo, muchos sabemos que convertir una idea en un proyecto sostenible no es sencillo, y probablemente lo sea menos en el ámbito cultural. Darle un enfoque empresarial a la creatividad artística, desde sus múltiples expresiones, tiene una serie de dificultades:
- Personas con mucha creatividad y capacidad artística, pero poca formación y visión de negocio.
- Una cultura de subvención que cuesta superar y que además impide enfrentar el riesgo derivado de la volátil coyuntura económica (en época de crisis, es el sector que más sufre).
- Fórmulas de negocio que no se adecuan fácilmente a las especificidades del sector de la industria cultural y creativa.
- Dificultad de monetizar el interés público por el valor más intangible de los productos o servicios que se ofrecen desde la cultura.
Al mismo tiempo, el potencial que tiene el emprendimiento en el sector de las industrias creativas y culturales es enorme:
- El arte y lo cultural se han puesto en valor y experimentan una especie de renacimiento. Su acceso se está democratizando cada vez más y en consecuencia la demanda crece.
- El valor de la creatividad como competencia está en auge. Cada vez son más las empresas que lo priorizan en sus procesos de selección y los centros educativos que lo incluyen como un elemento central de su proyecto educativo.
- Nuestro territorio ha sido cuna de grandes artistas, que se han convertido en una referencia para las nuevas generaciones y esto supone una base sólida para el desarrollo del sector.
- Por otro lado, con la digitalización global, la cultura se presenta como uno de los sectores que brinda mayor oportunidad de innovación: nuevos mercados, nuevos formatos…
Hoy, el sector de las industrias creativas tiene un gran potencial económico, y ya es uno de los más dinámicos de Europa y Euskadi. En Euskadi genera un volumen de ingresos de 762 millones de euros y en torno a 7.000 personas trabajan en esta industria.
Aprovechar esta oportunidad requerirá la actuación concertada de las instituciones tanto públicas como privadas en varios ámbitos: la creación de incentivos para favorecer la iniciativa privada, la eliminación de las barreras existentes para emprender, la articulación del sector, la canalización de la demanda…
Hace 5 años, Kutxa Fundazioa quiso dar un paso relevante en esta dirección con la puesta en marcha de Kutxa Kultur Enea donde ayudamos a las personas que quieren dedicarse a la industria cultural y creativa a convertir sus ideas en proyectos sostenibles a la vez que intentamos ayudar a los profesionales a mejorar en sus carreras.
Impulsar sus soluciones innovadoras garantizando que sean empresas económicamente sostenibles que mejoran sus oportunidades laborales y además crean valor cultural y riqueza tanto para los productores u otros agentes creativos, como para los consumidores de servicios y productos de cultura.
Emprender en el sector cultural es complicado en un territorio eminentemente industrial y tecnológico. Pero la creación de nuevas industrias culturales y creativas, además de generar nuevos empleos, nos hará un territorio más rico, más diverso y más sostenible. Esperamos poder contribuir a ello.
SOBRE ANDER
Director de Kutxa Fundazioa.