Me considero un tipo afortunado. No me ha tocado un premio jugoso en la lotería, ni me he forrado en el casino. Es cierto que casi siempre aparco delante del sitio al que voy, pero no es eso a lo que me refiero. El hecho es que me apasiona la tecnología, me encanta el mundo de la inversión y me dedico a ambos conceptos. Eso ya es una suerte, pero además tengo el privilegio de trabajar con varias personas excepcionales.

En muchos ámbitos hay gente muy especializada o con mucha experiencia, que destaca en su área, pero es difícil encontrar personas capaces de ampliar horizontes a quienes les rodean y empujarles a superar retos que ni siquiera se habían planteado.

Históricamente, las grandes corporaciones han dado lo mejor de sí por captar y retener el talento. Lo que significa que han hecho lo imposible por conseguir el compromiso de las personas que más valor pueden aportar a sus compañías.

Ellos lo llaman talento, pero ahora los conocemos como Cracks, y empieza a ser un tema de conversación frecuente en determinados foros, que cada vez son más los que están descartando trabajar en las grandes corporaciones tecnológicas, por muchas ventajas que éstas puedan ofrecer.

Emprender se está convirtiendo en la oportunidad más atractiva para ellos, quieren crear una Startup. Si bien es cierto que esto, al igual que la mayoría de las tendencias, está cogiendo fuerza en Estados Unidos antes que en Europa, el conocimiento de las oportunidades (y también los riesgos) del emprendimiento se está democratizando también a este lado del charco, así que probablemente esa tendencia acabe arraigando. De hecho, el ecosistema emprendedor tiene una concentración especialmente alta de Cracks.

Entre los mejores equipos emprendedores, podemos encontrar, con escasa frecuencia, algunos que han surgido de forma natural por afinidad entre 2 o 3 personas cercanas (amigos o familiares), que casualmente cuentan con capacidades complementarias.

Sin embargo, por mi experiencia, en la mayoría de los casos de Startups de éxito, los buenos emprendedores se buscan entre ellos de manera proactiva, aunque frecuentemente con una limitación de alcance, para poder crear el proyecto de la mejor manera posible. Por eso el Networking es tan importante.

Acudir a eventos o Masters vinculados al sector o la tecnología del proyecto y hablar con agentes con presencia en el mercado, suele ser la mejor forma de ampliar el alcance de las relaciones, permitiendo encontrar a los compañeros de viaje adecuados, que aporten conocimientos, capacidades, habilidades y perspectivas complementarias.

Encontrar un Crack que quiera colaborar es una oportunidad que no se puede dejar pasar, así que cuando sucede, hay que ser generoso y buscar la forma de alcanzar lo que yo denomino la “Simbiosis de Valor”, es decir, la forma en la que todas las partes se aportan suficiente valor entre sí, como para motivar el compromiso en una colaboración sostenible en el tiempo.

SOBRE MAYR

Licenciado en ADE, empezó su carrera como consultor de negocio en Accenture Madrid y volvió a San Sebastián como profesor de Estrategia en la Universidad de Deusto. Actualmente lidera un pequeño Family Office y dedica la mayor parte de su tiempo al mundo de la inversión, tanto en promoción inmobiliaria, como en startups e inversiones financieras.

Siempre ha sido un apasionado de la tecnología y en 2017 aprovechó la oportunidad de participar como socio y directivo en Eywa Space, un Venture Builder donostiarra especializado en realidad extendida, donde ya se han creado más de 15 empresas.