Hoy en día, una enseñanza personalizada, inclusiva y flexible asume mayor protagonismo, tanto por su impacto en el entorno familiar, como a nivel macroeconómico. Es a partir de la II Guerra Mundial cuando la educación es considerada la base fundamental para el desarrollo de una sociedad. Desde entonces la enseñanza del presente y del futuro está siendo foco de atención, que en nuestros días persigue, además, la transformación societaria de la era digital.
En la década de los 90, una vez estipulados los derechos de la infancia, se empieza a tomar conciencia de la importancia de la educación temprana. Los organismos internacionales reconocen que el aprendizaje comienza desde el nacimiento, lo que ayuda a la expansión de la asistencia y de las actividades de desarrollo de la primera infancia.
Autores adscritos a la Escuela Nueva como María Montessori, habían ayudado a entender lo que suponía acompañar la vida de un niño y la necesidad de crear un ambiente libre y de aprendizaje autónomo. Todo ello, sin menospreciar que la dedicación en tiempo y en recursos por parte de los padres y del entorno familiar son indispensables para el desarrollo de sus habilidades afectivas, físicas y cognitivas.
Hoy sigue siendo importante preguntarnos en qué están invirtiendo los progenitores cuando piensan en el desarrollo de sus hijos; cómo se están desarrollando los denominados modelos de enseñanzas “inteligentes”; y, por último, cuáles son las tendencias de inversión en este tipo de start-ups.
Por un lado, está científicamente demostrado que el alumnado de educación preescolar supera mejor su posterior escolaridad que quienes no la cursan. Por ejemplo, los niños que crecen en entornos bilingües e incluso, trilingües suelen tener más destrezas en la concentración, la lógica, la creatividad y la visión intercultural. La inmersión lingüística en idiomas como el inglés, el francés, el alemán o el chino, o experiencias educativas artísticas, como la música, favorecen claramente que los pequeños tengan una disposición total para adquirir estas habilidades.
Los idiomas los aprenden en sus primeros años de vida, involuntariamente, sólo por inmersión en la sociedad que les rodea. Esto nos puede hacer reflexionar sobre si, a parte de las aulas clásicas on-line y off-line, proyectos con aulas de realidad aumentada y el metaverso pueden ser soluciones complementarias y ambientes nuevos de aprendizaje espontáneo.
También debemos reflexionar sobre si la enseñanza basada en el libro de texto y en otras herramientas tradicionales, cubren todas las necesidades que requiere un mundo cada vez más digital. Aparte de fomentar el aprendizaje de la lecto-escritura, las habilidades psicomotrices y la exposición de idiomas, los agentes educativos, incluidos los padres, empiezan a descubrir otros medios más modernos llamados EdTech.
Con ellos, los niños pueden aprender materias de manera práctica a través de soluciones de inteligencia artificial, robótica, big data, entre otras. La educación empieza a ser aún más interactiva, atendiendo a la libertad del desarrollo personal y va más encaminada a otorgar las competencias que son fácilmente alcanzables. Aún más, los algoritmos avanzados de análisis ayudan a que los educadores observen en tiempo real su progreso en la enseñanza para facilitar la toma de decisiones.
En conclusión, la inversión en Educación Temprana tiene una importancia indiscutible para preparar a los niños de cara a las disrupciones y necesidades que surgirán en las próximas décadas. Al mismo tiempo, enseñar a los niños desde las edades tempranas el uso responsable de los recursos digitales favorecerá, en edades más avanzadas, la capacidad crítica de distinguir entre lo real y lo virtual. Mientras los procesos de aprendizaje sacan el máximo provecho de la tecnología.
SOBRE ESTELA
Licenciada en Shanghai International Studies University y Doble Máster en Corporate Finance y Gestión de Cartera por el Instituto de Estudios Bursátiles. Tiene una amplia experiencia laboral en sectores como Energía Renovable, Servicios Financieros y Consultoría. Desde 2016 es Senior Manager de China Practice en KPMG y forma parte de la Comisión de Relaciones Internacionales en la CEOE. Es consultora experta en asesoramiento financiero a inversores chinos en España. Además, dirige China Club Spain, una asociación sin ánimo de lucro, que está formada por profesionales chinos altamente cualificados con experiencia laboral para impulsar el intercambio cultural, social y empresarial entre China y España.