Mamá, ¿y a mí qué se me da bien? ¿qué puedo ser de mayor?

Directora de Administración y Back-Office en Stellum Capital

Por Publicado en: 6 de marzo de 20230 Comentarios

Mi hija de 9 años me hizo esta pregunta hace unos meses, llena de angustia. En ese momento, me quedé en blanco y no supe qué contestarle, porque todavía era muy pequeña para estar preocupada por ello. Pero es verdad que, a medida que creces, esta incógnita te quita el sueño, y te planteas, a veces con demasiada frecuencia, si has errado en las decisiones que has tomado.

Su padre, que es mucho más práctico, le ayudó a realizar unos test para tratar de detectar con qué profesiones se sentía más identificada. Es verdad que eran unos test no diseñados para un público de su edad y, por tanto, lo importante no fue tanto los resultados en sí mismos, sino la conclusión a la que llegamos, y no es otra que la desorientación que sufren los niños, que se acucia en la adolescencia a medida que crecen, cuando van tomando decisiones sobre el camino seguir.

Como padres, nuestro objetivo es protegerles de todo lo malo, incluido el desempleo. Por ello, cuando les damos un consejo, la inclinación natural es “apostar a lo seguro”, planteando cuestiones tales como “¿Qué carrera es la que tiene “mejor salida”?” o “¿Por qué no elegir ser funcionario, con trabajo fijo para toda la vida?”.

Lo cierto es que no es habitual, en el entorno en el que nos movemos, que los padres animen a sus hijos a emprender, bien porque nosotros mismos no lo hemos hecho nunca, o estamos tan asustados con el riesgo que implica, que nos paralizamos, aun sabiendo que emprender tiene ventajas tales como ser tu propio jefe, satisfacción personal de lograr los propios objetivos, generar empleo, hacer lo que te gusta, autonomía en la toma de decisiones y flexibilidad a la hora conciliar, entre otras.

De acuerdo con el VII Informe Young Business Talent, promovido y realizado por ABANCA, ESIC ‘Business and Marketing School’, Herbalife Nutrition y Praxis MMT, a un 27% de los jóvenes españoles les gustaría en un futuro ser emprendedores y crear su propia compañía, frente a un 19,9% que elegirían ser funcionarios o un 13,8% que escogerían ser empleados en una empresa. 

Estos porcentajes podrían aumentar y, para ello, necesitamos un cambio cultural que puede empezar desde el entorno más cercano (familia, colegios, empresas…).

Así como en Estados Unidos está extendida la idea de que “todo es posible”, que quien trabaja duro alcanza sus metas, y que cuando emprendes un negocio que no prospera, no fracasas, sino que es parte del aprendizaje que puede conducir a un éxito futuro, nuestra mentalidad no está tan abierta a estos conceptos.

A pesar de que nos encontramos actualmente en un entorno complicado (subida de la inflación y de los tipos de interés, incertidumbre geopolítica), en nuestras manos está el fomentar en nuestros hijos aquellas cualidades que les puedan ayudar a ser buenos emprendedores como, por ejemplo:

  • Creatividad e ingenio: para emprender, lo primero que se necesita es una idea.
  • Fomentar la cultura del esfuerzo.
  • Pasión: amar lo que haces.
  • Autoconfianza: si crees que puedes, es muy posible que lo consigas, pero si crees que no puedes, lo más probable es que fracases.
  • Responsabilidad. Hacerse dueño de las decisiones propias, y de sus consecuencias, sobre uno mismo y sobre otros.
  • Superar el miedo al fracaso: según Henry Ford, el fracaso es sólo la oportunidad de comenzar de nuevo de forma más inteligente.
  • Autocontrol: aprender a gestionar las emociones y el estrés.
  • Afán de aprendizaje. Fomentar la cultura del crecimiento continuo.
  • Empatía: ponerte en el lugar de los demás (por ejemplo, tus clientes) y entender sus preocupaciones y las dificultades a las que se enfrentan en su día a día.
  • Aprender a asumir riesgos a la hora de tomar decisiones.

Por todo ello, cuando nos pregunten nuestros hijos a qué se pueden dedicar, considerando que una buena parte de la generación de riqueza de una sociedad depende de la capacidad emprendedora de sus miembros, podemos darles el empuje que necesitan, ayudándoles a superar los miedos y a trabajar desde edades tempranas para fortalecer las cualidades necesarias para emprender.

 


SOBRE RUTH QUINTELA

Ruth Quintela es Directora de Artizarra Fundazioa. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Cantabria, miembro del ROAC y EDP por ESADE.

Comenzó su carrera profesional en PwC donde trabajó 18 años en el área de auditoría financiera. Tras su paso por los Grupos Haizea y Sener, los dos años previos a su incorporación a Artizarra ha sido Directora de Auditoría Interna del Grupo Euskaltel.

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